Los técnicos de prevención no estamos correctamente valorados, no se ve la importancia de nuestro trabajo. Son afirmaciones que todos hemos escuchado e incluso en momentos lo hemos pensado y nos hemos preguntado “¿por qué me dedico a esto?”
Yo soy de las personas que siempre me gusta buscar el origen de las situaciones para poder valorar cómo hemos llegado hasta aquí.
En toda mi experiencia laboral me he encontrado con técnicos de prevención de todo tipo. Creo que todos hemos coincidido con el típico técnico de prevención que, para él, su profesión es decir lo que hay que hacer, sin plantearse cómo dar viabilidad a las obligaciones dentro de la realidad de la empresa. La típica frase de:
“A mí me pagan para decirte lo que legalmente está establecido
el cómo lo cumplas es tu problema yo sólo soy un asesor…”
Este perfil de técnico creo que es dañino para nuestra profesión.
Es evidente que estamos en las organizaciones para garantizar que se cumpla con la normativa de PRL pero tenemos que ser facilitadores, tenemos que acompañar, tenemos que además de decir lo que hay que hacer, dar opciones, proponer soluciones, ser proactivos.
Otro perfil que me he encontrado en las empresas es el de experto en una materia. Estamos cansados de ver ofertas en las que se solicita exclusivamente titulaciones técnicas, personas muy expertas en diferentes ámbitos de PRL. Eso no es malo, pero, ¿dónde quedan las competencias emocionales que tiene que tener ese técnico además de las cualificaciones profesionales?
Conocimiento vs. Actitud
Esta situación nos lleva muchas veces a perfiles extremadamente técnicos, expertos que carecen de competencias de comunicación, liderazgo, empatía, tremendamente básicas para poder negociar, concienciar y saber llegar a las personas, ya que al final son las que deben cumplir con lo que nosotros hemos establecido.
Las diferentes situaciones que me he encontrado en mi vida laboral me han llevado a darme cuenta de que parte de la mala valoración de nuestra profesión viene causada por la carencia de competencias emocionales que muchos profesionales de la prevención tienen.
En el antiguo Máster de PRL se nos enseñaban todo tipo de materias, y módulos, ¡pero no había formación sobre estos aspectos! Y cuando llegas a la realidad de las empresas te das cuenta que prácticamente resultan más importante las capacidades emocionales que las cualificaciones profesionales.
En este punto viene a colación una frase que le escuche a una persona que admiro profundamente, Victor Küppers:
“¿Cuánto vales tú como persona? (C + H) x A. Conocimiento, habilidad y actitud.
Victor Küppers
La C suma, la H suma, pero la A multiplica”
Creo que parte de la poca valoración de nuestra profesión está en la H y en la A. En las habilidades emocionales y en nuestra actitud en el desarrollo de nuestra profesión.
Como dice Víctor…
“Nadie te va a recordar por tu currículum, sino por tu forma de ser.”
Victor Küppers
Y yo os pregunto a todos los profesionales de la prevención, porque queréis que se os recuerde a vosotros…
¿Qué huella queréis dejar?
¡Síguenos en las redes sociales!
Últimas noticias
- Cómo cambiar actitudes frente a los riesgos del trabajo
Este artículo tiene como objetivo presentar una experiencia práctica real de implantación de un sistema de observaciones de trabajo, así cómo, explicar cuales son los factores claves de éxito para el éxito de este tipo de programas. - Bienestar emocional: un esencial de la estrategia empresarial
Poner el foco en el bienestar de las personas que forman parte de nuestra organización se convierte en parte esencial de la estrategia empresarial y deberá ser el reto a trabajar en el corto plazo si se quiere garantizar la sostenibilidad de las empresas. - ¿Víctimas o responsables?
Este artículo tiene como objetivo presentar una experiencia práctica real de implantación de un sistema de observaciones de trabajo, así cómo, explicar cuales son los factores claves de éxito para el éxito de este tipo de programas.
